Este
nuevo día, la sección mas indecisa de todas las vividas, adornar, pintar,
emperifollar, acicalar, algo nada complicado para los seres con cierta
seguridad, pero para los que triunfan en locura en cuanto a lo inseguros que
somos. . . una odisea! la antes engendrada máscara, el material ya madurado, tal como un adolescente
en la espera de su primer amor, se disponía en posición para que la amaran,
pero surgió un problema, la dueña, su dueña, no sabe que hacer, es demasiado
indecisa, se tiene poca fe respecto a lo que podrían crear sus manos, las
experiencias, intentos pasados la han dejado marcada con un desaire fulminante,
teme corromperla y matarla con un intento nada asesino, terriblemente amoroso.
No hay
segundos para meditarlo, debe entregarlo en la misma sesión, decían. Ya sin
otra opción debió echar a volar sus conexiones neuronales para llegar a la
terrible noticia de lo que pasaría con tal material fecundado hace semanas
atrás, con ya días de vida, que no había sido interrumpida hasta quizá el reencuentro con su madre, yo, yo pensé en
“comunizarla”, embellecerla al igual que la gran mayoría de sus hermanas, con
símbolos creados, marcados, improvisados por la emoción del artista, pero ¿por
qué? ¡es mía, si queda estruendosamente fea, es mí fealdad, mí creación creada horriblemente
con todo mi entusiasmo! Decidí hacer algo mío. . . luego de la gran batalla de
mis pensamientos ingenuos, terminé, esto que se ve ahora, es mi malísima relación
con el arte visual, expresado en el antiguo intento de mis relieves heredados,
esto demuestra mi personalidad, mi amor a la naturaleza, y mi poco crecimiento artístico,
pues se parece mucho a un dibujo creado por la Claudia Mena Fuentes, en ese
entonces Lulú, de 8º básico, yo diría que es igual, pero con otro impulso y
universo.
Inicios Máscara |
En los
minutos finales, supe que podíamos marchar junto a nuestros hijos enmascarados,
por lo que visitó mi hogar en donde terminó de crecer, obtuvo su identidad, mi
identidad.
Tiene
hojas de árboles, por su puesto que como amante de la naturaleza no le arranqué
los cabellos a mis amados protectores de la humanidad, si no, que las recogía
del suelo, una laboriosa tarea, la mayoría estaban en sus últimos momentos de
vida.
No hay
registro de ella en imágenes para mostrárselas, de todos modos no era nada
extraordinario, un niño de 8 años podría haber llegado al mismo resultado, me
siento orgullosa a pesar de eso, pues era muy distinta a la de mis compañeros,
es evidente entre todos el hecho de que la hice yo, creo que soy una de las que
menos arte surge de sus manos logrando plasmar sus ideas un tanto utópicas. Mis
pensamientos ahora se dirigen a cual es el objetivo de la creación, espero
utilizarla y poder avergonzarme felizmente mostrándola al mundo, demostrando
que no todos son amigos de la fina acción palpable, si estás asqueado con lo
que mis prolongaciones lograron, dímelo, seré la mejor en formar aberraciones.
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